viernes, 19 de octubre de 2012

COMO ALEJAR A TU HIJO DE LAS DROGAS (1). LO SIENTO, NO ERES SU AMIGO.

 José Luis Rufo Rodríguez.


CAPÍTULO 1. NO ERES AMIGO DE TU HIJO.


Comienzo estos capítulos, con una frase utilizada frecuentemente y que, personalmente, me da pavor. -Quiero ser amigo de mi hijo...- Inmediatamente cuando la escucho reconozco que mi rostro se torna serio y contesto lo más firmemente posible: - Lo siento, no lo eres, ni lo serás. Ser padre es muchísimo mas importante que ser un amigo. Tu hijo necesitará a sus amigos y sus padres no deben estar en ese grupo.

Os animaría, como creo que ya he hecho en alguna entrada de este blog, a conocer un poco sobre la Teoría del Apego de Bowlby . Este autor había mostrado la necesidad de los niños de contar con un apego seguro proporcionado principalmente por las figuras materno/paternas. Para Bowlby, los niños que sufren carencias desarrollan signos de deprivación parcial-una necesidad excesiva de afecto o venganza, intensa culpa y depresión –o de completa deprivación –apatía, retardo en el desarrollo y falta de respuesta, y más adelante signos de superficialidad, déficit de concentración, engaños y robos compulsivos. Disculpadme el comentario fácil...un amigo no tiene esa responsabilidad. Insisto en esta línea, no para adentrarnos en la teoría del apego como un dogma exclusivo de fe, pero sirva para concienciarnos de la importancia de las figuras parentales y las consecuencias de no cumplir con nuestra tarea.



Puedo entender que muchos profesionales hace años defendieran una posición permisiva ante un modelo paternal basado en la autoridad y la visión servil del hijo que se proyectaba hace años, aunque para ser sincero,  ni siquiera esto último lo tengo tan claro. Padres maravillosos, comprensivos y verdaderos educadores han existido siempre...y padres con excesos de autoridad los había entonces y continúa habiéndolos hoy...eso depende mas de la personalidad del progenitor que de una tradición permanente....Baste como ejemplo, la parábola del hijo pródigo del nuevo testamento, que precisamente no es de anteayer... Ejemplos de padres con un buen modelo educacional los encontramos desde siempre...

Además no pensad que este problema sobre la falta de autoridad de los padres y la rebeldía de los hijos es tan reciente. Sirva esta cita como ejemplo:

"Los jóvenes de hoy aman el lujo, tienen manías y desprecian la autoridad. Responden a sus padres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros." (Sócrates).


Ser padres implica ser la referencia principal de vuestros hijos en los primeros años. La importancia y necesidad de los progenitores son esenciales. El niño debe saber siempre quiénes ostentan la autoridad, quiénes son las personas a las que debe obedecer. Necesita para su desarrollo reconocer esas figuras y, si se ejerce con lógica, serán precisamente esas personas ante las que el niño también se sienta protegido y recompensado. Si pretendes ser un amigo de tu hijo olvídate de ese aspecto, a un amigo no se le obedece...a unos padres sí. Se que estoy tocando términos que a algunos les "molestan", permitidme entonces el comentario...!así vamos! ...


Autoridad y obediencia no tienen que ser términos negativos, lo serán si los confundimos con autoritarismo, opresión, maltrato y discursos sin sentido exclusivamente basados en el "porque te lo digo yo..."


Permitidme recurrir a ejemplos cinematográficos, en este caso de Disney, y particularmente en la obra maestra de 1994 "El rey león". En esta película, la figura del padre me parece un maravilloso ejemplo de lo que debe ser un buen educador: protector para su hijo y amoroso, pero firme y mostrando su autoridad cuando el hijo le desobedece. Mufasa, el padre del pequeño Simba le explica a su hijo el por qué de su decepción y del castigo, el pequeño león acaba entendiéndolo y aceptando su error, así como las consecuencias del mismo.



Esto hay que fomentarlo desde que el niño comienza "a tener uso de razón". La firmeza y la autoridad hay que tenerlas desde el comienzo. Basta con un ejemplo, quizás exagerado pero creo que significativo: si un niño de meses o un año intenta meter los dedos en un enchufe, hay que protegerlo haciéndole ver de forma seria y firme que ese sitio es peligroso. Basta con un gesto serio y elevar un poco la voz, el niño entenderá que no debe hacerlo...y si lo sigue intentando mantener la firmeza a pesar de su insistencia. Esto vale desde el inicio y con cualquier tipo de rabieta del niño, puesto que éste debe aprender que no va a salirse con la suya, si llora y al final lo consigue (sea lo que sea), a pesar de su corta edad comenzará a ganarnos la partida, y la autoridad es una lucha de posiciones que los padres nunca deben perder, sobre todo en los primeros años....Conforme el niño crece, la autoridad se mantiene, pero poco a poco empezaremos a explicarle cuáles son las razones de nuestra actitud y por qué tomamos esta decisión.



Es en este punto donde empezamos la conexión con el riego de las drogas...Si dejamos claro desde el principio que no debe entrar en ese mundo, lo acompañamos con nuestro ejemplo y le explicamos las razones, el niño entenderá por qué no debe hacerlo, a pesar de los mensajes externos que le animen a ello.



- Si soy un amigo, mi hijo adolescente me lo cuenta todo.....- me comentaba una madre en consulta, cuyo hijo de 16 años ya estaba inmerso en un serio problema de abuso de drogas. Grave error...tu hijo debe tener sus círculos establecidos y en cada uno debe tener claro su rol. Espero que el día de mañana, que está ya cerca, mi hija no me cuente qué chavales o chavalas (si se da el caso) le gustan o no...eso quede para sus amigas...o que de mayor me cuente con quién tiene o no relaciones...lo que me gustaría es que hubiera aprendido desde su infancia a contar lo importante y, si encuentra una relación que signifique tanto para ella como para implicarla en su vida pues entonces sí querer hablarlo con su padre...

Los padres debemos aceptar cuáles son nuestros roles y no querer introducirnos en áreas que no son las nuestras. Un niño conforme crece va necesitando de la privacidad que también le ofrecen las relaciones con sus amigos. No debe preocuparnos el hecho de estar permanentemente fingiendo ser uno más de ellos para así ganar su confianza. Eso ocurre en padres excesivamente controladores y temerosos, que inculcarán a sus hijos un miedo permanente por salirse de su círculo familiar, o por otro lado, a padres "inmaduros" que no aceptan su responsabilidad y, pretendiendo ser un "colega" más de su hijo, intentan recuperar sus carencias emocionales a costa de sus hijos. En ambos casos esta posición es un peligro...

Sirva como ejemplo otro caso de nuestra actividad diaria en el cual los padres de un chaval de 17 años habían pasado la adolescencia de éste siendo prácticamente uno más de su pandilla. En esa línea, permitían que su hijo subiera a su casa cada vez que quería a los amigos, sin importar horarios ni condiciones; le proporcionaban los preservativos para que el adolescente mantuviera cuántas relaciones quisiera. A pesar de los problemas, cada vez más acusados, que el chico presentaba con una droga como el alcohol nunca ponían en práctica exigencias ni castigo alguno y tras la regañina inicial, el fin de semana siguiente el muchacho volvía a salir sin ningún tipo de problemas.

Lo curioso del caso es que las pocas veces que estos padres habían sido algo más estrictos, el joven mejoraba su comportamiento.

Obviamente, siguiendo la línea inicial ("soy el colega de mi hijo") la situación empeoraba progresivamente. De las borracheras se pasó al coma etílico, del alcohol a los porros. Las malas contestaciones se hicieron diarias y el "chiquillo" se adueñó de la casa.

Los padres, en la consulta, no se explicaban qué habían hecho mal y por qué su hijo se comportaba de esa manera. "!Señores!- les dije- a partir de ahora no citaré a su hijo sino que serán ustedes los que deberán venir a consulta!"



Tengamos en cuenta entonces, que sin estar inmersos totalmente en el grupo, el entorno de nuestro hijo y él mismo darán señales más que suficientes para advertirnos de los peligros o de que su conducta no es la adecuada. Prestando atención a cómo es ese entorno (desde el inicio de la infancia) podemos advertir qué o quiénes son amistades más favorables para nuestro hijo. No entendedme mal, no hablo de clases sociales, ni de estatus sino de comportamientos, de educación, de respuestas malsonantes, insultos, descalificaciones, agresividad,...de las que tenemos que advertir a nuestros hijos y ,si llega el momento, alejarlos (de cómo hacerlo llegado el caso, lo trataremos más adelante).



Recuerdo un caso en el que una madre me comentaba cómo su hijo de 6 años había roto la amistad con su mejor amigo hasta el momento...ella diligentemente quería hablar con la madre del otro niño para solucionarlo...-no lo hagas....ese tema es de tu hijo...si quieres quedarte tranquila habla con el maestro para saber si hay algo que haya notado como preocupante, un cambio de actitud en el niño, agresividad, insultos,...pero si eso no es así, deja que tu hijo tome esas decisiones...habla con él, escúchale y dale tu opinión pero no interfieras..... A los pocos días me comentó que ambos niños lo habían arreglado y volvían a ser tan amigos....Debemos intentar aprender a distinguir lo importante de lo cotidiano y normal en la vida de nuestros hijos...El cómo se comporta en clase, si es conflictivo, si recibe insultos por parte de otros niños, el esfuerzo en sus obligaciones (sí obligaciones y deberes, sí, desde el principio un niño debe saber sus obligaciones...ya hablaremos en otro capítulo de ello). Eso es lo importante...lo que me comentaba esta madre entra dentro de la privacidad del niño, que también hay que fomentarla... y darle su espacio. El aprendizaje de nuestro hijo debe basarse en la práctica de libertad de su acción...¿os imagináis aprender a conducir un coche si el maestro de la autoescuela se sentase al volante y llevara el vehículo? El instructor debe mostrar una posición muy directiva al principio para, posteriormente, ir dejando que el alumno sienta que va tomando el control del coche, llegando el momento en que, aunque esté vigilante para intervenir, sólo lo hará en caso de peligro inmediato. Conforme el niño avanza en su desarrollo, hay que fomentar la toma de sus decisiones. La figuras paternas van dejando la fase de dirección, para pasar a la de orientación e intervención si el riesgo es evidente, y sin dejar en ningún momento de mostrar el camino más acertado con su propio modelo, con sus actuaciones, proporcionándoles a los hijos una información seria y rigurosa de cuáles son los riesgos a los que se enfrentan, entre los que se encuentran, por supuesto, las drogas.


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