miércoles, 25 de enero de 2012

EL PSICÓLOGO EN LA TRINCHERA (I).

 José Luis Rufo Rodríguez.


Uno de los principios básicos de la psicología humanista percibe al ser humano como algo más que la suma de sus partes. La tercera fuerza, como se refieren a esta escuela, surgió como respuesta a la visión estricta de dos movimientos contradictorios.: el conductismo y el psicoanálisis. La historia de la psicología está llena de orientaciones diversas en una ciencia (sí, ciencia ) con un  amplio espectro de actuación. Los psicólogos de la trinchera, los que trabajamos diariamente con pacientes tenemos la obligación de recurrir a diversas estrategias, de diversas fuentes, para buscar el objetivo terapéutico: la mejoría de los síntomas que presenta. No imagino un médico que rechace de plano nuevos tratamientos por considerarse de una u otra escuela de medicina.

Explico ésto porque me comentaba una estudiante de Psicología cómo todavía en su Facultad (e imagino que seguirá siendo práctica habitual en las demás tal y como ocurría en mis años de estudiante) se cargaba contra una u otra escuela como si de defensa de equipos de fútbol se tratara.

Tras varios años de trabajo en el campo de las demencias con afectados por patologías neurodegenerativas, buscando formación neuropsicológica, mi labor se ampliaba a la atención a familiares y pacientes con síntomas diversos. Posteriormente mi trabajo en adicciones (especialmente en alcoholismo) me incita a trabajar bajo las premisas de la intervención motivacional (la biblia de Miller y Rollnick) pero recurriendo permanentemente a conceptos humanisticos ( Rogers, que haría sin ti…), o de la teoría del apego  (Bolwby)., entre otros. Diversas escuelas, técnicas, tareas,… No creaís que es un trabajo desorganizado, no lo es, todo se desarrolla bajo la premisa de un plan individualizado para los pacientes y una evaluación previa que permite el desarrollo posterior de la intervención. Intento ser consciente con las limitaciones (de tiempo, recursos, y de CONOCIMIENTOS), un psicólogo no puede con todo. Y si los síntomas no mejoran tras mi intervención, mi obligación es plantearle otras vías y recurrir a otros tratamientos más específicos:  derivaré al colega especialista adecuado o que ofrezca mejores resultados,…sea de la escuela que sea….