Los años que abarcan la educación primaria son los más importantes para que la futura personalidad del niño se forme. Es precisamente en este periodo, donde su capacidad de absorción de toda la información que le llega y le rodea, le permite a través del aprendizaje social y gracias a la actuación de sus modelos, desarrollar las bases para cimentar los conocimientos posteriores. Por desgracia el carácter permisivo de nuestra sociedad, y por consiguiente de muchas de los familias, hacia el consumo de bebidas alcohólicas influye de manera decisiva en la visión que los niños y niñas de nuestro entorno mantendrán en el futuro. Con los ejemplos actuales no es de extrañar que los niños perciban el alcohol como un peligro menor e incluso como un aliado necesario para disfrutar de celebraciones, compañero fundamental en su día a día para mantener relaciones sociales o incluso como recurso medicinal ante momentos de tensión que les permite escapar de los problemas. Es, por tanto, la importancia del aprendizaje vicario, la que lleva a muchos autores a insistir en la papel protagonista de los modelos y las figuras que ejercen los mismos a estas edades.
Uno de las premisas más interesantes la propuso Bandura con su concepto de aprendizaje social, expuesto en su Teoría del aprendizaje social (1977), donde insiste en el hecho de que no todo nuestro aprendizaje lo realizamos de manera activa, esto es, adquiriendo conocimientos al hacer las cosas. A este tipo de adquisición se añade el aprendizaje vicario, que es aprender observando a los otros. Por el solo hecho de ver lo que otros hacen y las consecuencias que tienen por su comportamiento, se aprende a repetir o evitar esa conducta. Desde pequeños observamos lo que nos rodea y con ello aprendemos. Este aprendizaje tiene muchos aspectos positivos pero también puede tenerlos negativos si desde edades tempranas adquirimos como habituales acciones peligrosas. Como el aprendizaje social es dado de manera inmediata, inconsciente y sin necesidad de un proceso de practica y desarrollo del conocimiento, causa que ya a esas edades, al ver las consecuencias positivas o negativas de las acciones de otras personas, las trasladamos a nuestra propia experiencia. Son muchos los ejemplos de cómo los niños observan e imitan a sus padres y aprenden de lo que les sucede a sus hermanos, cuando éstos son regañados o premiados, y entonces rigen su actuación con base en sus observaciones. Así se aprenden los valores y las normas sociales —que son adecuadas o no según cada cultura-, cómo manejar los impulsos agresivos, cómo prestar y compartir las cosas, por mencionar sólo unos ejemplos.
Ante la demostración de la existencia de este tipo de aprendizaje, muchos profesionales de la educación pueden constatar en su día a día como los niños trivializan con la relación que observan y absorben en su mundo más cercano debido a los mensajes continuos que sobre esta sustancia se les hace llegar de manera directa o indirecta. A continuación utilizaré la tesis de grado de Trabajo Social de Camila Carrasco y Karina Spaanderman titulada "Prevención de drogas y alcohol en edad temprana" para hacer propias sus conclusiones, en las que demostraban la necesidad del desarrollo de programas de acción social y preventivos en la educación primaria para otorgar mejores herramientas en el futuro de lucha contra las drogas.
Usemos algunos ejemplos de nuestra televisión actual a continuación. Las imágenes a continuación presentadas son capturas de pantalla de programas donde su target de edad se centra fundamentalmente en niños y niñas de educación infantil y por supuesto se emiten muchos de ellos, en horarios supuestamente protegidos:
- El hormiguero. Antena 3, definido como programa de entretenimiento para la familia.
Modern Family. Neox, comedia familiar.
The big bang theory. Nexo, comedia, todos los públicos.
Los Simpsons. Antena 3, Neox. Horario infantil.
Los ejemplos mostrados son series que nuestros hijos e hijas ven de forma cotidiana y normalmente sin ningún tipo de filtro que le explique lo que están viendo y resultan no de una casualidad sin ningún objetivo, sino por el contrario acompañados por una estrategia de marketing totalmente intencionada de normalizar el consumo de alcohol desde las edades más tempranas.
Ante todo esto, es por lo que muchos profesionales proponemos una actuación para educación primaria, dirigida en tres niveles,sin los cuales su eficacia se vería mermada considerablemente: actuación centrada en los niños y niñas, y formación para los padres y maestros.
La insistencia en estos programas, así como el inicio del trabajo de conceptos como la resolución de conflictos y la inteligencia emocional centrada en el control de la frustración, son indispensables para una mejora cualitativa de los objetivos marcados en la educación primaria.
