jueves, 19 de junio de 2014

Annus Horribilis

J.L.Ruffo


Pues sí, exactamente así es. Como mucho sabéis este año no está siendo todo lo bueno que debería. No interpretéis esto como una queja, no tengo motivos para ello: la vida me ha tratado bien y lo sigue haciendo premiandome continuamente con regalos cercanos y que por cotidianos no deben nunca perder su valor. Antes de seguir tengo que pedirlos disculpas por dedicar esta entrada a un asunto personal, permitidme que por una vez sea vuestro paciente y vosotros mis apreciados terapeutas. Desde hace meses veo la vida pasar desde mi cama. Sin prácticamente poder levantarme el 90 por ciento del día lo paso acostado. No ha sido fácil y he tenido que aceptar varias cornadas ( como diría un torero) que han ido minando mi resistencia física y sobre todo mi moral:
1. Soportar que llevas un año y medio con dolores fuertes que te impiden prácticamente caminar.
2. Aceptar que iba a entrar en una operación y enfrentarme a mi miedo desmedido al quirófano.
3. Ver como no mejoras después de la operación y descubrir después que hay una malposición de los tornillos que te han colocado.
4. Escuchar a una cirujana que te dice que no tienes muchas probabilidades de mejorar y que una vez operado, para eliminar el riesgo de los tornillos, lo único que puede ofrecerte son medidas paliativas.
5. Enfrentarte a una silla de ruedas como única opción para poder moverte y desplazarte.
6. Darte cuenta que necesitas ayuda para prácticamente todo y que hasta tus hijas pequeñas te ofrecen su ayuda continuamente al ver a su padre impedido.
7. Que te despidan del trabajo y además te dejen a deber cinco nóminas. Aunque por desgracia esta no ha sido las únicas cornadas que he recibido en un lugar donde lo he dado todo y por el que creo que merecía otro trato.
 Como comprenderéis la vida me ha cambiado mucho en los dos últimos años. Hay momentos que sólo me quedo con la imagen de un José Luis postrado en una cama, acostado, enfermo, en el paro, dependiente (como he odiado siempre esa palabra)... ¿donde están ahora tus discursos de psicólogo?,¿ donde están ahora las técnicas que utilizabas con tus pacientes para intentar juntos trabajar y mejorar su estado de ánimo cuando acudían a la consulta en situaciones desesperadas?
Os prometo que no es fácil, tampoco lo era cuando trabaja con todos aquellos que tenían la amabilidad de confiarme sus problemas y pesares con la esperanza de mejorar. La empatía necesaría para iniciar cualquier terapia ( y no sólo me refiero a los problemas psíquicos) nos debe colocar en la posición de la persona que tenemos en frente y os prometo que en todo este tiempo no ha habido ni un sólo día en que lo dejara de intentar. Pido desde aquí disculpas a todos aquellos a los que no supe o no pude ayudar. Me gustaría pensar que esa proporción de pacientes no era muy amplia, o así al menos me lo hacían llegar ellos mismos, pero sea cual sea tal proporción os pido perdón por mis fracasos.
Y probablemente aquí, en esa última línea comienza el principio de mi curación mental. 
Como recomienda mi admirada Elsa Punset ese puede ser un buen punto de partida. Creo que hay que reconocer nuestros errores y nuestras derrotas, asumirlas como propias y convertirlas en un magnífico punto de inicio. Y en ello estoy.
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-10-05/las-claves-para-superar-las-adversidades-del-psiquiatra-victima-del-holocausto-nazi_35355/