martes, 3 de octubre de 2017

CANSADO.

Cansado, la palabra que resume mi estado de ánimo. 


Cansado de unos y de otros. 




Cansado de unos dirigentes que se saltan las leyes y desprecian a la mitad de su pueblo. Cansado de mesias que prometen el paraíso a un pueblo crédulo. Cansados de los que se hacen trampas jugando al solitario. 


Cansado de un gobierno incendiario que manda a los que velan por nuestra seguridad a una callejon incontrolable y sin salida. Cansado de un Jefe del Estado que ni está ni se le espera. Cansado de un Presidente que, con todo a favor, destroza y ridiculiza la imagen de su país. Cansado del primer partido de la oposición que, haciendo equilibrios imposibles, se pone de perfil y nadie tiene idea de su postura. Cansado de partidos que critican con dureza la represión en su país mientras omiten la de otros países. Cansado de partidos que dan oxígeno a los corruptos mientras sus nuevas propuestas huelen a rancio. Cansado de ir por la izquierda para los de derechas y de ir por la derecha para los que van por la izquierda. 


Cansado de que las élites muevan banderas para ocultar su mierda. Cansado de los borregos que agitando trapos se creen superiores. Cansado de miopes que sólo ven las pequeñas diferencias y no aprecian las enormes semejanzas. Cansado de ver cómo la historia se repite y que nadie aprenda. Cansado de los que opinan desde la distancia sin tener ni puta idea. Cansado de los que opinan desde casa para echar más gasolina al fuego. Cansado de que la era del acceso a la información sea también la época de la incultura y la desinformación. 


Cansado de los pacíficos que gritan e insultan con miradas llenas de odio. Cansado de que las porras se saquen sólo a pasear para los que defienden sus casas, sus familias o sus ideas. Cansado de que las porras se guarden para quienes nos roba y asesina. Cansado de los que nunca hacen autocrítica. Cansado de los farsantes. Cansado de los que se manifiestan por la Unidad de España  y no son capaces de hacerlo por las injusticias sociales de su país. Cansado de los que se manifiestan a favor de la separación mientras dicen defender la igualdad y la unión de los pueblos. Cansado de tanto hipócrita. Cansado de tanto retrógrado. 


En definitiva, no os he mentido, estoy cansado, muy, muy cansado. Aunque he de confesaros que no me gusta esta sensación. Pero tras mucho pensar en busca de la solución de mi cansancio, sólo encuentro una respuesta: Abandono el juego. 


Como un mal jugador, he enseñado mis cartas y ahora perdida la partida, me levanto de la mesa. 


Desde hoy me condeno al destierro. Me marcho al mundo de mi familia y mis amigos. Un mundo donde a pesar de las luchas, los dolores y los inconvenientes, tengo la fortuna de encontrar a alguien que siempre me ayuda a seguir y no permite que me canse. Me voy a un lugar donde en la risa encontramos la mejor medicina, un sitio donde nos reímos hasta de nosotros mismos y nuestras desgracias. 


Así que me despido. Me marcho con mis personajes a mi mundo imaginario. Me marcho con mis libros, que no sé si tendrán valor literario alguno, sinceramente no lo creo, pero al menos son honestos y sinceros. Me marcho a un mundo ficticio que me gustaría que fuera el más real de los mundos. 


Quién lo desee puede buscarme allí, ya sabéis dónde encontrarme.