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Jose Luis Rufo Rodríguez.
Con esta entrada, inaguro una serie de artículos dedicados a la reflexión psicosocial y si me apuráis filosófica, bajo el siguiente nombre:
"Reflexiones inútiles de un hombre útil, AKA Reflexiones útiles de un hombre inútil"
Revisando la película "Ágora" de Alejandro Amenábar me viene a la cabeza una pregunta que he utilizado en la promoción de mi primera novela: ¿realmente hemos avanzado tanto? ¿es éste el siglo XXI que todos deseábamos e imaginábamos? Pues, sinceramente, he de confesar que no tengo una respuesta clara a estas preguntas.
Si realmente estamos en un siglo adelantado, en un futuro científico, ¿cómo oímos y permitimos las tragedias que nos rodean día día? ¿Por qué vivimos en un mundo en el que casi 2/3 de la población vive en una absoluta pobreza? ¿Por qué, si estamos tan adelantados, hay tantas personas que todavía creen en el hecho de que la tierra es el centro del universo o defienden la idea creacionista como origen del ser humano? ¿Por qué se mantienen las desigualdades sociales cuando los adelantos de hoy harían un mundo mucho más racional e igualado que permitiría vivir con recursos a todo el mundo?
Si realmente estamos en un siglo adelantado, en un futuro científico, ¿cómo oímos y permitimos las tragedias que nos rodean día día? ¿Por qué vivimos en un mundo en el que casi 2/3 de la población vive en una absoluta pobreza? ¿Por qué, si estamos tan adelantados, hay tantas personas que todavía creen en el hecho de que la tierra es el centro del universo o defienden la idea creacionista como origen del ser humano? ¿Por qué se mantienen las desigualdades sociales cuando los adelantos de hoy harían un mundo mucho más racional e igualado que permitiría vivir con recursos a todo el mundo?
La única respuesta que encuentro es que, a pesar de que la ciencia haya avanzado, socialmente seguimos trabajando con los mismos mimbres que en la época de Hipatia de Alejandría. Aunque jamás entenderé cuál es la razón, tengo la impresión de que hay una serie de intereses patrocinados por unas mismas élites que,a pesar del paso de los siglos, intentan mantener según qué ideas. Me explico, por un lado no quiero que entendáis que sólo me refiero a ideas religiosas, aunque éstas hayan sido utilizadas en muchas ocasiones con tal propósito. Ideas de todo tipo se han utilizado para llevar a los pueblos a posiciones fanáticas: ideas religiosas, políticas, culturales e incluso deportivas. Creo que estas élites utilizarían cualquier idea mientras les permitiera conservar su estatus permanentemente. Por otro, cuando hablo de estas élites intento no imaginar a un grupo permanente de personas con nombres y apellidos aunque reconozco que en ocasiones tengo esa imagen (muy inculcada por la magnífica serie X-Files)y en la que unas familias se perpetúan en estos grupos por los siglos de los siglos. Lo siento, probablemente todo esto sea sólo causa de mi lado oscuro y conspiranoico. De todas formas, sí estoy convencido de que en este colectivo entran a formar parte muchos de aquellos cuyos valores se vienen alimentando de forma inversa a la que sería una distribución de valores lógica y racional: aquellos en cuyas ideas estaría el bien propio por encima del bien común. Es más, probablemente, muchos de nosotros, incluyéndome entre ellos, hemos pertenecido en algún momento a esos grupos de pensamiento. Es más, sería lo normal teniendo en cuenta que muchos de esos valores son los que nuestra sociedad "moderna" nos inculca permanentemente.
Permitidme entonces que vuelva recurrir a la película de Amenábar para, utilizando dos diálogos de sus personajes, poder realizar una serie de reflexiones:
¿Nunca te has preguntado si en lo que creemos es lo correcto?
Esta es la pregunta que Davos, el esclavo cristiano liberado por Hipatia, le lanza a uno de sus fanáticos compañeros. Probablemente en estas palabras esté la clave de la falta de progreso en nuestra sociedad. La falta de autocrítica, la falta de introspección, el miedo por mirarse al espejo e intentar reconocer los propios errores. Insisto que esas ideas fijas, estrictas no sólo se han dado en posiciones religiosas. Me atrevería a decir que incluso en muchos científicos actuales se da esa posición inmovilista por la que no se mueven de su ideas materialistas absolutas. Probablemente a éstos últimos las líneas abiertas por la física cuántica en el último siglo les hayan hecho mucho daño. No hablo de creer en todo, sino de tener una mente abierta que se cuestione en todo momento su posición. Si hacemos eso en nuestro día a día, estoy convencido del avance de la sociedad. Pero entonces nos encontramos con un grave problema: esta sociedad avanzada castiga con dosis de frustración la autocrítica y la evolución del pensamiento. ¿Por qué ocurre ésto? ¿por qué no existe un marco de educación con programas modernos donde realmente se enseñe a nuestros hijos a vivir en un mundo sostenible e igualitario, conocedores de los últimos avances? ¿por qué no nos enseñan desde pequeños a controlar esa frustración que todos padecemos? Pues cuando tiro del hilo llego a la conclusión de que no interesa, no conviene. No queremos ciudadanos críticos, que pregunten y se cuestionen en todo momento si lo que hacen ellos o sus gobernantes está bien. Y, sobre todo y más importante, este proceso se completa con ciudadanos pasivos, antes temerosos de Dios y ahora "pasotas" con todo lo que corresponde a la vida pública y social. Eso y sólo eso explicaría que la gran mayoría de nuestra sociedad del primer mundo viva en un entorno con unos valores erróneos, donde se movilizan más personas para conseguir que su equipo de fútbol no desaparezca y gane partidos, que cuando se producen tragedias humanas a escasos kilómetros de sus domicilios...
Recuerdo con nostalgia la asignatura que más he disfrutado en mi vida: Filosofía en el instituto. Reconozco que nunca tuve que estudiarla. Para mí era un placer leer y repasar todo lo que se hablaba en clase. Tengo grabado en mi memoria cómo disfrutaba cuando realizábamos trabajos, como uno con mi buen amigo Antonio Pulido sobre el concepto de la muerte a lo largo de la historia. Entonces ¿cómo es posible que una asignatura tan vital desaparezca cada vez más de los planes de estudio? ¿De qué le sirven a un niño o niña más horas de matemáticas si el día de mañana no se cuestiona el mundo donde vive? De eso trata, precisamente, esa asignatura: De ser curiosos, de ser inconformistas. ¿Cómo es posible que no demos la importancia necesaria a una asignatura cuyo significado es "amor a la sabiduría"? De nuevo volvemos a la anterior conclusión: simplemente no interesa...¿Y a quien no le interesa?...Pues no hace falta ser Hipatia de Alejandría para encontrar una respuesta: No interesa a los que no quieren que la situación actual, en mi opinión no tan distinta en muchos aspectos a la que conoció la filósofa protagonista de la película de Amenábar, varíe y evolucione. Y esos sectores, esas élites, dirigen nuestro mundo. De hecho, en ocasiones me sorprendo de que todavía haya directores de cine que, siguiendo la estela de genios como Stanley Kubrick, hagan películas como "Contact" o "Interstellar" y consigan buenas recaudaciones. ¿Sabéis que "Ágora" tuvo tantos problemas para su estreno en EEUU debido al boicot de lobbies religiosos y conservadores que sólo se proyectó en dos salas? Pues con esas estamos...Pero que no utilicen los detractores de los americanos este discurso para defender sus posiciones contrarias, no quiero ni comentar lo que se hace en China, Corea del Norte, Cuba...En definitiva ni con unos ni con otros...está claro que los que llegan arriba y obtienen el sabor de un estúpido poder económico, no querrán jamás que el mundo cambie.
¿Qué haría falta, entonces, para alejarnos de esta posiciones estrictas e inmovilistas y alcanzar un modelo con el que realmente se consiga un avance igualitario y verdaderamente revolucionario?
¿Qué hacemos para cambiar un modelo donde todos los niños de doce años de nuestro país saben quién es Belén Esteban y han visto Sálvame, y no conocen a Carl Sagan ni su serie Cosmos...?
Sinceramente reconozco que no se me ocurre nada, a ver si para la siguiente reflexión inútil estoy mas inspirado...
No creo que sean reflexiones inútiles. En absoluto.
ResponderEliminarYo, aún con mi espíritu crítico algo atrofiado, me vengo dando cuenta de esto que dices: de cómo nos alimentan con basura por los medios de comunicación masivos, de cómo se relega la cultura a un segundo o tercer plano en esos medios, de cómo a nuestros hijos les hacen creer que el saber es aburrirse hasta la saciedad estudiando, cuando tendrían que ser capaces de aprender divirtiéndose y cuestionándolo todo. Los poderosos quieren lo uqe siempre han querido: borregos que consuman sus productos, cobren poco por su trabajo (si puede ser nada, mejor) y no protesten ante los abusos. Y para cambiar esto a lo mejor había que cambiar el genoma humano, porque son ya muchos siglos y muchos hijos de puta, así que me parece a mí que lo llevamos en la sangre.
Respecto a la mención de trabajo de Filosofía, recuerdo que el ño anterior (o el posterior, quizá) hice otro junto con Villanego acerca de "El Más Allá". Y el caso es que Mancheño me dijo "tú siempre con tus temas de la muerte, los fantasmas...", cuando, en realidad, creo que en ninguna de las dos ocasiones el tema del trabajo fue idea mía. :-D
Por cierto, tengo que ver Ágora. Eso de que la boicoteen en EEUU quiere decir algo.
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