José Luis Rufo Rodríguez.
El estudio del profesor Nutt, al que hicimos referencia en el capítulo dedicado al alcohol, nos sirve nuevamente como referencia. Si el alcohol se situaba en primera posición en su clasificación sobre el daño de las drogas, el tabaco se registra en un desgraciado meritorio sexto puesto.
De
todas formas hemos de reconocer que, al contrario del alcohol, en los últimos
años el trabajo realizado por las administraciones occidentales en la lucha
contra el tabaco ha sido muy importante, incluso en mi opinión, en ocasiones
exagerado.
Aún
así, no podemos quitar valor a lo conseguido:
Prácticamente
hoy, todo el mundo coincide en los riesgos del tabaco y su consumo. No ha hecho
falta prohibirlo, ni que desaparezca la industria tabaquera. Se demuestra que con
información, no publicitación y concienciación se obtienen resultados positivos.
Desde mi punto de vista, éstos se centran en tres premisas básicas:
-
No publicitación de la sustancia. Nos encontramos incluso ahora con
una generación que no ha conocido en nuestro país los anuncios de tabaco en
televisión, ni siquiera asociados a eventos deportivos como antes ocurría.
-
Limitación de su consumo y venta. Espacios libres de humo (
hospitales, escuelas, autobuses, lugares de trabajo…) . Hace unos años no nos
sorprendía que un profesor fumara mientras daba clase, que el médico nos
atendiera cigarrillo en mano, o que la oficina pareciera Londres en un día de
niebla. Hoy, estas circunstancias nos parecen inverosímiles.
-
Por
último, no relacionar el consumo de
tabaco a actividades saludables como el deporte, a logros de superación personal,
a éxito en la vida. Nos encontramos así con deportistas de élite, cuyos
equipos sancionan si fuman, series de televisión y películas donde los
personajes “positivos” no son fumadores…
Pero
a pesar de ello, no debemos dejar de estar atentos como padres a su consumo por
parte de nuestros hijos. Como queda reflejado en el capítulo anterior
probablemente muchos padres menosprecien el riesgo del consumo de drogas legales,
en algunos casos mal llamadas drogas “blandas”, debido a que ellos mismos las
consumen y no advierten o no quieren hacerlo las peligrosas consecuencias que
para la salud física y mental conllevan tales sustancias.
Estoy
convencido de cuál sería la respuesta de la gran mayoría de padres y madres
fumadores a la pregunta ¿Te gustaría que tu hijo fumara?
Seamos
fumadores o no, no debemos obviar los riesgos del tabaco. Recordemos la figura
del modelo que exponíamos anteriormente.
Los
progenitores no fumadores a pesar de prestar un ejemplo válido, no deben dejar
de advertir e informar a sus hijos de los riesgos que conlleva para su salud.
También deben ser conscientes que este tipo de sustancias estarán presentes
cerca del entorno de su hijo y les serán ofrecidas y probablemente consumidas.
Pero
incluso los padres y madres fumadores pueden utilizar su modelo para producir
el rechazo a la sustancia: no fumando en lugares incorrectos, dentro de casa,
cuando estamos cerca de ellos. Presentando el tabaco no como un placer, sino
como lo que realmente es: una esclavitud. Evitar frases como: “fumo porque me
gusta”. Si nuestros hijos oyen eso, como esperamos que no lo vean como algo
atractivo.
Centrémonos
ahora, en la información que tenemos que conocer de la sustancia. No quiero
extenderme en datos, puesto que por suerte encontrarlos es bastante fácil y hoy
en día las advertencias e información sobre esta droga están muy extendidas.
Sólo me centraré en los que creo de vital importancia.
Lo
primero a destacar es su capacidad de “enganche”. La nicotina es un poderoso adictivo y es la causa de la
dependencia al tabaco. A pesar de correr el riesgo de que muchos me tachen de
extremista y talibán antitabaco, no admito el comentario para defender el consumo
del mismo, con la frase que mencioné párrafo atrás: “Fumo porque me gusta”. Lo
siento, no es cierto: Fumas porque eres
adicto al tabaco.
¿Quién
desea sino una sustancia que provoca lo siguiente?:
-
Alrededor
de siete millones de personas mueren al año por tabaquismo, y se calcula que en
2030 la cifra de muertos puede llegar a diez millones. Según datos de la OMS el
número de muertos en Europa se estima en 1,2 millones, y es la primera causa de
muerte por cáncer de pulmón y de más del 50% de enfermedades cardiovasculares.
-
Un
dato aterrador: la mitad de los
fumadores fallecen por patologías asociadas a su consumo.
-
Otro
dato aterrador: la esperanza de vida de
los fumadores es diez o quince años menor que en no fumadores.
También
es importante, tal y como hacíamos con el alcohol, acabar con mitos sobre la sustancia.
El más común, usado normalmente para justificar su consumo, es su efecto
relajante. El tabaco es un estimulante y
la sensación de relax está asociada a la calma de los síntomas del propio
síndrome de abstinencia asociados a la sustancia.
Por
suerte los mitos sobre el tabaco, aunque todavía presentes, se han reducido
mucho y la mayoría de la población reconoce el enorme daño que la sustancia
provoca. Los resultados saltan a la vista: en España, según datos de la OCDE
(Organización para la cooperación y desarrollo económico) se ha reducido el
consumo de tabaco en un 25% en la última década.
A
pesar de todo, el consumo de tabaco en nuestros adolescentes sigue siendo un
problema. Es por ello, que para finalizar me gustaría insistir en una
importante idea. Además del daño masivo que estas drogas legales provocan en
nuestros hijos y su futuro, hay un concepto que mantienen (ya lo vimos cuando
nos centrábamos en el alcohol) y que aumenta los daños y riesgos de su consumo:
son drogas de introducción a otro tipo
de consumo y adicciones.
RESUMEN
(DROGAS LEGALES: TABACO Y ALCOHOL)
-
Legal no significa menos peligroso.
-
No
existe las drogas blandas, las sustancias mal llamadas con ese nombre,
principalmente alcohol y tabaco, se
encuentran entre las drogas más dañinas que existen.
-
Los padres no podemos caer en el
juego e hipocresía social:
“nos alarmamos si descubrimos que nuestro hijo fuma un porro, y no nos
preocupamos si llega borracho los fines de semana”.
-
Son sustancias de inicio al consumo
de otras drogas.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario