José Luis Rufo Rodríguez.
En estos tiempos actuales hemos alcanzado cotas esperpénticas con respecto al conocimiento que muchos padres (prácticamente la mayoría) posee de las drogas. En la era de la información rápida, de internet y las redes sociales, se nos otorga probablemente una falsa sensación de conocimiento absoluto que puede resultar bastante peligrosa. Extendemos mitos y los aceptamos cómo verdades irrefutables. Algunos de estos mitos son expresados y manipulados intencionadamente por sectores cuyo único y exclusivo fin es el del lucro incesante, lo cual si en ello va nuestra salud o la de nuestros hijos es como mínimo lamentable.
Sirva como ejemplo una entrevista realizada a un empresario cervecero (publicada
el 18 de Enero de 2013 en Diario de Sevilla):
-Depende de la hora a la que nos despertemos. En Valencia me llamaba la atención el denominado almuerzo que se hace a las once de la mañana, con cerveza y tentempié.
-Se consume todo el año... ¿y a todas horas?
-La cerveza cubre muchos momentos. Evidentemente, el mediodía, con el tapeo, es el prime time. Pero la tarde-noche es importante para nosotros. Por eso intentamos con nuestras marcas cubrir el mayor abanico de horarios y de ocasiones.
-¿Las alusiones a las tripitas cerveceras hacen mucho daño al producto?
-Negamos siempre la mayor. La cerveza no engorda, lo decimos con rotundidad. Los irlandeses consumen el doble de cerveza per cápita que los españoles. Y en Irlanda no se ve gente metida en kilos, porque ellos no la consumen para comer. Nosotros defendemos que la cerveza forma parte de la dieta mediterránea. Comer con cerveza es un placer.
-¿Los jóvenes se incorporan al consumo de la cerveza o se nota la influencia de otros hábitos como el botellón o la nueva moda de las ginebras premium?
-La cerveza tiene mucho público joven. Nosotros, con XXXXX o XXXX (marcas de cerveza), procuramos ser siempre relevantes para los jóvenes, estar cerca de sus actividades e intereses. Por fortuna, nosotros no tenemos un papel relevante en el botellón. Todos los datos que manejamos nos dicen que los jóvenes aprecian el momento de tomar una cerveza, para comprobarlo basta con darse una vuelta por la ciudad un sábado a mediodía.
-El adelgazamiento de XXX (logotipo de la marca), símbolo oficial de la empresa desde 1926, está en la memoria colectiva de muchísimos consumidores. Aquella pérdida de peso fue analizada de forma sesuda...
-[risas] XXX no ha hecho ninguna dieta especial, sólo ha modernizado su estilo de vida. Ahora se cuida más, procura llevar una vida más activa y cardiosaludable, porque apoyamos el consumo responsable. Incluso hemos estudiado los beneficios para la salud del consumo moderado de cerveza. Y XXX es el mejor ejemplo.
-¿Cuántas cervezas al día debe consumir un buen seguidor de XXX?
-Pues depende de cada persona. Por eso no nos gusta decir cantidades concretas. Pero el consumo diario con moderación es muy recomendable.
¿Por dónde empezar...?
No hay estudio que
demuestre el efecto beneficioso de la cerveza para la salud general del
individuo, me refiero obviamente a estudios independientes y serios. Si en algún caso se
encontraran, es evidente que jamás
serían recomendables para toda la población (menos todavía para la gente
joven...) y, por supuesto, en dosis mínimas.
Por otra parte, jamás he escuchado decir con claridad a uno de estos señores qué entienden por consumo "moderado" de alcohol, nunca lo especifican...y ellos saben la razón...: Si atendemos a lo recomendado por la OMS se califica de bebedor de alto riesgo aquel que supere las 17 UBE semanales para hombres y 11 para mujeres. 1 UBE (Unidad de Bebida Estandar) equivale a 10 gramos de alcohol, más o menos lo que entendemos por una caña de cerveza o un vasito de vino. Si hablamos de destilados entonces cada copa equivale a 2 UBE. Si seguimos este parámetro, el máximo de alcohol diario en hombres oscilaría como máximo entre dos o tres cervezas día, y para la mujer prácticamente se reduce a la mitad. A estas personas ya las podemos catalogar de consumidores de alcohol de alto riesgo. No sólo ésto, para ser un consumidor de este tipo no hace falta el consumo diario, si una persona supera estas cantidades en uno o dos días a la semana igualmente se ha de calificar su consumo como altamente peligroso.
A pesar de todo estos
datos objetivos, no nos sorprende, por desgracia, el dato que nos proporciona
la Consejería de Salud y Bienestar Social de la Junta de Andalucía en su
publicación “La población andaluza ante las drogas 2009” en la que sólo un 63 por ciento de los
encuestados concebía como situación de riesgo “tomar 5 ó 6 cañas o copas cada día”.
Además, estos límites, de los cuales pocas veces se habla
claramente, hay que recordar que obviamente, son establecidos para adultos
(25-50 años), sanos. Suponer que toda
la población cumple ambos criterios es
una locura. Enfermedades físicas, personas con tratamiento farmacológico a las que
no se les advierte de aquellos medicamentos que interaccionan nocivamente con
el alcohol (otro tema tabú) y/o afectados por trastornos mentales, representan una
población cuya ingesta de alcohol puede resultar muy peligrosa. Pero mejor no
decirlo claro y que la responsabilidad vaya en el consumidor...Después retiran
ciertos productos por no avisar que contienen carne de caballo...,no estoy en
contra de ello, pero es un ejemplo de la hipocresía en que vivimos y la
permisividad que hay con según que sustancias.
Pero quizás, lo más preocupante es la visión sobre el consumo de los jóvenes. Numerosos estudios demuestran el alto riesgo que para la salud de los jóvenes tiene el consumo de bebidas alcohólicas. La permisividad social con este tema nos ha llevado a situaciones que podemos catalogar de aberraciones. Hasta hace poco daba la sensación que el único problema de los famosos botellones, no eran la salud de los que acudían a tal práctica, sino las quejas vecinales por los altercados y el ruido que conllevan. Hemos presenciado macroconcentraciones de menores y jóvenes bebiendo alcohol con ingestas masivas durante años todos los fines de semana y en cualquier ciudad o pueblo de nuestro país. Mientras tanto, había que escuchar a algún iluminado defender tal consumo amparándose en el derecho a la diversión: son jóvenes, que aprovechen.....
Además de la nula actuación, en la mayoría de los casos, de los poderes públicos ante este tema, se debe unir la permisividad de muchos padres que no consideraban de especial relevancia el hecho de que su hijo acudiera intoxicado a casa prácticamente todos los fines de semana. Es curioso cómo en consulta me he encontrado a padres que “normalizan” el consumo de alcohol en sus hijos menores de edad a pesar de lo evidentes problemas que le ocasionaban y sin embargo ponían múltiples reparos ante la prescripción médica de fármacos.
El
extracto de la entrevista anterior es obviamente una buena manera de vender
mitos sobre las drogas, en este caso el alcohol. Esta información la lee
cualquier padre y obviamente
provoca que su visión sobre el alcohol sea permisiva. Pasemos entonces a desmentir algunos de esos mitos:
1. MITO: El alcohol te da energía
VERDAD: No, todo lo contrario. Es un depresor. Reduce la capacidad para pensar, hablar, moverse y todas las demás actividades que te gusta hacer.
2. MITO: Uno se emborracha antes con una bebida fuerte que con cerveza o vino.
VERDAD: El alcohol es alcohol, en cualquier forma y de cualquier origen, lo importante es la relación volumen-graduación alcohólica, uno se emborracha antes si toma más alcohol, pero el alcohol de las bebidas fuertes es igual que el de las bebidas suaves.
3. MITO: ¡Solo es cerveza!. No puede producir una lesión permanente
VERDAD: El alcohol puede lesionar gravemente el sistema digestivo. También puede lesionar el corazón, el hígado, el estómago y otros órganos importantes del cuerpo. Al final, también puede acortar la esperanza de vida de la persona.
4. MITO: El alcohol no es una droga.
VERDAD: El alcohol reúne todos los requisitos de la definición de droga: droga es toda sustancia que cuando se introduce en el organismo provoca un cambio en su funcionamiento. Si el principal cambio ocurre en el psiquismo y en la conducta se trata de una sustancia psicoactiva, y es aquí en donde se clasifica al alcohol etílico.
5. MITO: El alcohol alimenta.
VERDAD: El alcohol proporciona calorías al cuerpo pero no es nutritivo ni sustituye a los alimentos necesarios para el crecimiento y la conservación de la salud.
6. MITO: Beber alcohol sólo los fines de semana no produce daños en el organismo
VERDAD: El daño que provoca el alcohol depende del llamado patron de consumo, es decir, de la cantidad (a mayor cantidad, mayor daño) y de la intensidad de la misma en convertirse en un hábito, hasta el punto de no divertirse sin beber.
7. MITO: El alcohol facilita las relaciones sexuales
VERDAD: Al contrario, el consumo abusivo muchas veces dificulta o incluso impide unas relaciones sexuales plenas, provocando impotencia y otras disfunciones asociadas.
8. MITO: El consumo de alcohol hace entrar en calor y combate el fríoVERDAD: El alcohol produce una sensación momentánea de calor al dilatar los vasos sanguíneos y dirigir la sangre hacia la superficie de la piel, pero en poco tiempo la temperatura interior del cuerpo disminuye y se siente más frío. Por eso, en situaciones de embriaguez hay que abrigar y proporcionar calor a la persona y nunca intentar espabilarla con duchas frías.
Estos son sólo algunos ejemplos de ideas mitificadas y generalizadas en la población y que se extienden de padres a hijos. Si mantenemos estas informaciones cometeremos dos grandes errores:
Por un lado, consumimos una droga peligrosa para nuestra salud sin una información real y animando a nuestros hijos a consumirla con nuestro ejemplo. Por otra parte, olvidamos un aspecto importante: el rol que posee el alcohol como droga inicial. Ya en 1975 Denise Kandel advirtió en su "modelo evolutivo o de escalada" un riesgo evidente de que el consumo de drogas legales (alcohol y tabaco) a edades tempranas incrementa el riesgo de experimentar con otras drogas. A pesar de las críticas, las investigaciones recientes han respaldado esta teoría.
Pero describamos a continuación, y con mayor precisión los daños que el consumo de alcohol puede provocar en los menores:
A pesar de la “creencia popular” el alcohol es un potente depresor del sistema nervioso central. No es una sustancia estimulante, como nos quieren hacer ver. Esto provoca que el abuso de la sustancia conlleve numerosos trastornos o desórdenes mentales como cuadros depresivos severos, trastornos de la personalidad y por supuesto alteraciones de las capacidades cognitivas, motoras y sensoriales. A todo ello, hay que sumar el aumento de la probabilidad de sufrir un trastorno adictivo, bien con el alcohol o con policonsumo con otros tipos de drogas.
No olvidemos que los cuerpos de los menores están en desarrollo por lo que su vulnerabilidad ante los daños del alcohol es mucho mayor. Este provoca que aumente el riesgo a desarrollar patologías que afecten a la normal evolución del organismo, a la vez que aumenta la probabilidad de que se produzcan múltiples enfermedades que afecten al aparato digestivo (cirrosis hepática, pancreatitis, hemorragias, cáncer…).
Pero tampoco podemos olvidar otros daños “colaterales” donde el consumo de alcohol multiplica considerablemente la probabilidad de consecuencias no deseables. Este es el caso de los riesgos en las relaciones sexuales. Los jóvenes con abusos de alcohol están más expuestos a situaciones de riesgo que incluyen obviamente mayor probabilidad en la transmisión de ETS, como el SIDA entre otras, y por supuesto los embarazos no deseados.
1. MITO: El alcohol te da energía
VERDAD: No, todo lo contrario. Es un depresor. Reduce la capacidad para pensar, hablar, moverse y todas las demás actividades que te gusta hacer.
2. MITO: Uno se emborracha antes con una bebida fuerte que con cerveza o vino.
VERDAD: El alcohol es alcohol, en cualquier forma y de cualquier origen, lo importante es la relación volumen-graduación alcohólica, uno se emborracha antes si toma más alcohol, pero el alcohol de las bebidas fuertes es igual que el de las bebidas suaves.
3. MITO: ¡Solo es cerveza!. No puede producir una lesión permanente
VERDAD: El alcohol puede lesionar gravemente el sistema digestivo. También puede lesionar el corazón, el hígado, el estómago y otros órganos importantes del cuerpo. Al final, también puede acortar la esperanza de vida de la persona.
4. MITO: El alcohol no es una droga.
VERDAD: El alcohol reúne todos los requisitos de la definición de droga: droga es toda sustancia que cuando se introduce en el organismo provoca un cambio en su funcionamiento. Si el principal cambio ocurre en el psiquismo y en la conducta se trata de una sustancia psicoactiva, y es aquí en donde se clasifica al alcohol etílico.
5. MITO: El alcohol alimenta.
VERDAD: El alcohol proporciona calorías al cuerpo pero no es nutritivo ni sustituye a los alimentos necesarios para el crecimiento y la conservación de la salud.
6. MITO: Beber alcohol sólo los fines de semana no produce daños en el organismo
VERDAD: El daño que provoca el alcohol depende del llamado patron de consumo, es decir, de la cantidad (a mayor cantidad, mayor daño) y de la intensidad de la misma en convertirse en un hábito, hasta el punto de no divertirse sin beber.
7. MITO: El alcohol facilita las relaciones sexuales
VERDAD: Al contrario, el consumo abusivo muchas veces dificulta o incluso impide unas relaciones sexuales plenas, provocando impotencia y otras disfunciones asociadas.
8. MITO: El consumo de alcohol hace entrar en calor y combate el fríoVERDAD: El alcohol produce una sensación momentánea de calor al dilatar los vasos sanguíneos y dirigir la sangre hacia la superficie de la piel, pero en poco tiempo la temperatura interior del cuerpo disminuye y se siente más frío. Por eso, en situaciones de embriaguez hay que abrigar y proporcionar calor a la persona y nunca intentar espabilarla con duchas frías.
Estos son sólo algunos ejemplos de ideas mitificadas y generalizadas en la población y que se extienden de padres a hijos. Si mantenemos estas informaciones cometeremos dos grandes errores:
Por un lado, consumimos una droga peligrosa para nuestra salud sin una información real y animando a nuestros hijos a consumirla con nuestro ejemplo. Por otra parte, olvidamos un aspecto importante: el rol que posee el alcohol como droga inicial. Ya en 1975 Denise Kandel advirtió en su "modelo evolutivo o de escalada" un riesgo evidente de que el consumo de drogas legales (alcohol y tabaco) a edades tempranas incrementa el riesgo de experimentar con otras drogas. A pesar de las críticas, las investigaciones recientes han respaldado esta teoría.
Pero describamos a continuación, y con mayor precisión los daños que el consumo de alcohol puede provocar en los menores:
A pesar de la “creencia popular” el alcohol es un potente depresor del sistema nervioso central. No es una sustancia estimulante, como nos quieren hacer ver. Esto provoca que el abuso de la sustancia conlleve numerosos trastornos o desórdenes mentales como cuadros depresivos severos, trastornos de la personalidad y por supuesto alteraciones de las capacidades cognitivas, motoras y sensoriales. A todo ello, hay que sumar el aumento de la probabilidad de sufrir un trastorno adictivo, bien con el alcohol o con policonsumo con otros tipos de drogas.
No olvidemos que los cuerpos de los menores están en desarrollo por lo que su vulnerabilidad ante los daños del alcohol es mucho mayor. Este provoca que aumente el riesgo a desarrollar patologías que afecten a la normal evolución del organismo, a la vez que aumenta la probabilidad de que se produzcan múltiples enfermedades que afecten al aparato digestivo (cirrosis hepática, pancreatitis, hemorragias, cáncer…).
Pero tampoco podemos olvidar otros daños “colaterales” donde el consumo de alcohol multiplica considerablemente la probabilidad de consecuencias no deseables. Este es el caso de los riesgos en las relaciones sexuales. Los jóvenes con abusos de alcohol están más expuestos a situaciones de riesgo que incluyen obviamente mayor probabilidad en la transmisión de ETS, como el SIDA entre otras, y por supuesto los embarazos no deseados.
También debemos incluir aquí, el aumento de reacciones
agresivas. Existe una correlación importante entre el consumo de alcohol y la violencia. Con su efecto depresor el alcohol produce el bloqueo de las funciones frontales del
cerebro lo que dificulta nuestra capacidad de razonamiento e impulsa nuestras
actos más “primitivos”. Las peleas
son frecuentes en las situaciones de consumo, basta mirar la prensa de un lunes para fácilmente encontrar noticias de
altercados entre jóvenes, muchos de ellos con nefastas consecuencias.
Por último, señalar el
aumento de la probabilidad de accidentes, muchos de ellos, como los de tráfico,
con tragedias posteriores.
De todas formas, y de
forma mucho más precisa que yo, la Comisión Clínica de la Dirección General del
Plan Nacional sobre Drogas, lo expresa en la siguiente tabla:
Patología
orgánica desencadenada por alcohol en niños y adolescentes
TRASTORNOS
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
|
• Daño cerebral: Alteraciones
de comportamiento, aprendizaje y memoria.
Inhibición de la plasticidad neuronal.
|
TRASTORNOS
DIGESTIVOS
|
•
Gastritis alcohólica: Tras ingesta aguda y crónica
de alcohol.
•
Síndrome de Mallory-Weiss o desgarro de la mucosa esofágica.
|
TRASTORNOS
HEPÁTICOS
|
•
Alteraciones del funcionamiento hepático: aumento
de GPT y GGT.
•
Hepatitis alcohólica aguda
|
TRASTORNOS
CARDIOVASCULARES
|
• Arritmias cardíacas: Fibrilación
auricular, fibrilación ventricular y muerte súbita.
•
Miocardiopatía dilatada por consumo
crónico.
|
TRASTORNOS
CEREBROVASCULARES
|
• Infartos cerebrales.
•
Hemorragias cerebrales tras ingesta
aguda.
|
TRASTORNOS
ENDOCRINOS
|
• Disminución de la hormona del crecimiento (GH).
• Descenso de Testosterona en
varones.
•
Aumento de Testosterona en mujeres.
|
METABOLISMO
OSEO
|
•
Alteraciones de la densidad ósea
|
En
resumen, queda patente que el problema del consumo de alcohol en jóvenes no es
nuevo, pero sorprende a estas alturas que, a pesar de las advertencias, prácticamente
no se haya avanzado en nada. Para muestra de ello, he aquí algunas consideraciones realizadas por F. Pascual
Pastor en su artículo “Percepción del alcohol entre los jóvenes” publicado en
el año 2002 en la revista “Adicciones”:
Primero advirtiendo de los riesgos que
conlleva la publicidad del alcohol y cómo el mensaje provoca un disminución del
riesgo de la sustancia y por supuesto un aumento del consumo:
En segundo lugar, insistiendo en la normalización del consumo de alcohol en menores y la peligrosidad de continuar con las estrategias de marketing de las empresas alcoholeras.
“Tientan a los jóvenes hacia la dependencia al
alcohol, ya que en algunos casos ni si quiera saben lo que están bebiendo.
Diversos estudios europeos han demostrado la familiarización de los jóvenes con
este tipo de bebidas, sobre todo en jóvenes de 14 – 15 años, con especial
incidencia entre las chicas. Un informe del grupo de Portman que representa a
un amplio sector de la industria de bebidas alcohólicas en Europa, califica como
inaceptable esta nueva aventura de marketing” (Percepción del alcohol entre los jóvenes, Pascual
Pastor, F. Coordinador Unidad de Alcohología. Alcoi. Generalitat Valenciana.
Publicado en ADICCIONES (2002), VOL. 14, SUPL. 1).
Si
unimos estos razonamientos expresados en el año 2002 a la entrevista presentada
al principio del artículo, desgraciadamente observamos el nulo avance en esta
materia. Como, por el momento, la permisividad de las administraciones de
nuestro país lo permiten, quizás los padres podamos aportar un poco de
información y sentido común en los hábitos de nuestros hijos.
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